Empezó a escribir cuentos a los 14 años, con temas tan dispares como el origen del trazado geométrico de su ciudad natal, La Plata, o la timidez de su vejiga para orinar en público. Obsesionado por los personajes autoritarios y sobradores, varios de sus cuentos son de alguna manera la venganza y el testimonio de los más débiles o los más sabios, obrando desde el anonimato.
Con la curiosidad como postura ideológica, cursó estudios en astronomía, cinematografía, Bellas Artes, periodismo y comunicación, pero fue gracias el ejercicio del periodismo radial que encontró y pudo imaginar, a través de la traumática experiencia del ajuste presupuestario, la militancia sindical y el despido de sus colegas, varias de las anécdotas que terminaron plasmadas en estos cuentos.
Desde 2007, Creimer forma parte como editor y colaborador del colectivo literario hispano-canadiense The Apostles Review, una de las revistas de literatura en lengua española con mayor regularidad y longevidad.
A partir de 2009, sus escritos empezaron a alternar el español y el francés, lengua que, según el autor, hoy ya es “su segunda patria.”

Página personal del autor

Reconstrucción de hechos

Un niño obligado a comerse su propio caballo; un congreso de sicarios que recrea la tortura de Raskólnikov en Crimen y castigo con un fondo rioplatense; una radioemisora pública al borde de la quiebra donde los periodistas sustituyen a los oyentes; el vértigo de Hitchcock en el vientre de un inmigrante; y un camino recto, tan recto, que engaña al más cruel de los déspotas para entregarlo, rendido, a la locura. Desde las veredas bordeadas de tilos de su ciudad natal, La Plata, hasta la inmensidad helada del Lago de los Esclavos en Yellowknife, los cuentos de Diego Creimer se encadenan con la lógica de la crónica de un viajero que debe dar cuenta no de lo vivido, sino de lo transformado.